Se confirma el cierre de las tres plantas de Nissan en Barcelona.

El cierre de las tres plantas ubicadas en la provincia de Barcelona en España ha sido confirmada, algo que desde hace tiempo ya se rumoreaba en el medio automotriz.

Desde la cancelación de la producción del fracaso comercial de la Pick Up Mercedes Benz Clase X desarrollada en conjunto con Nissan, la planta ubicada en la zona franca se encaminaba al cierre inminente, sin embargo la situación actual del coronavirus y el escándalo de Carlos Gohsn, ha llevado a tomar la decisión de cerrar definitivamente dicha planta y las dos más auxiliares en “Montcada y Reixac” y en Sant Andreu de la Barca también en Barcelona.

Lo anterior significa un despido de alrededor de 3,000 personas y de una baja de la industria prooveedora de esta plantas en el cinturon industrial de Barcelona. Se habla de que unas 25,000 personas se quedaran sin empleo.

El centro técnico de Barcelona también podría ser afectado, debido a esta situación.

La producción de Nissan en Barcelona aportaba el 1.3% de PIB en Cataluña, aún con el uso de sólo el 30% de su capacidad de producción.

Sin embargo, hace unos días, la alianza Renault-Nissan-Mitsubishi anunciaba su nuevo plan de rescate líder/seguidor donde repartía a cada organización mercados geográficos específicos y además desarrollos y plataformas específicas.

Nissan gestionará el mercado de Norteamérica y Renault el mercado de América del Sur, además Mitsubishi gestionará el mercado de Ocenía y el Sureste de Asia, donde se preveé que la planta de Nissan en Indonesia también sufra un cierre de operaciones.

En cuanto al desarrollo, Renault se centrará en el desarrollo de plataformas y motores de vehículos de segmentos de entrada, mientras que Nissan concentrará sus fuerzas para desarrollar plataformas y motores de los compactos y SUV, y Mitsubishi tendrá en sus manos el desarrollo de tecnologías híbridas enchufables.

El cierre de operaciones de Nissan en Barcelona significa un golpe fuerte para la economía de la región algo que podría reducir su competividad para nuevas inversiones a comparación del desarrollo de nuevas plantas en Europa.

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